Es un programa que se estructura de manera individualizada según la severidad de la adicción de los pacientes, el tipo de hábitos adquiridos y necesidades de sus familias y entorno social. A través de intervenciones conductuales y cognitivas se busca el cese del consumo y el cambio de patrones maladaptativos a unos más adaptativos que favorezcan el mantenimiento de la salud y disminuyan el riesgo de recaídas.